Triste imagen de impotencia la mostrada por el Sevilla esta noche en
Mestalla en la derrota sufrida ante el
Valencia (2-0). Los de Míchel no ofrecieron signos en ningún momento de poder llevarse la victoria ante un rival que se bastó con orden defensivo y dos saques de esquina rematados por Soldado para llevarse los tres puntos y volver a meter en problemas a los sevillistas. El bagaje ofensivo en los de Nervión, un tiro a puerta. Así imposible. Urgen medidas para evitar una debacle.
El choque arrancaba con un Sevilla bien plantado sobre el campo, controlando a su rival, que se veía incapacitado para entrar en la maraña defensiva sevillista. Sin embargo, ese exceso de celo en tareas de contención impedía ver algo más que a un activo Jesús Navas en el apartado ofensivo de los de Míchel. La única ocasión de los primeros 45 minutos corrió cargo de los valencianistas, en un remate de Ricardo Costa tras una mala salida en un córner de Diego López que el defensa portugués mandó alto.
Paulatinamente el conjunto de Nervión fue perdiendo fuelle y su presión a la posesión rival ya no era efectiva, lo que hacía que los locales controlaran el juego y vivieran casi todo el tiempo en la mitad de campo sevillista. Sin embargo, los de Valverde se empeñaban en rizar el rizo por el centro de la defensa del Sevilla, pero por ahí no había hueco ninguno. Reyes y Rakitic corrían más detrás del balón que con él, y Negredo se limitaba a pelear balones aéreos. Resultado de esto: un encuentro de bostezos generalizados que alivió en parte el colegiado al señalar el descanso y que justificaba el mal momento de ambos equipos en la Liga.
La segunda parte no pudo arrancar peor para los sevillistas. Saque de esquina que peina solo Rami para que Soldado, también sin marca, empujara el balón al fondo de las mallas. Tocaba remar más contracorriente aún de nuevo merced a un error defensivo. Míchel movía entonces banquillo y daba entrada a Perotti, Medel se desplazaba al lateral derecho y Reyes ocupaba el sitio del chileno. El técnico quería que al menos los que elaboran el juego toquen la pelota.
Pero nada surtía efecto. El Sevilla no cambiaba, Negredo estaba desaparecido, pasaban los minutos y los de Míchel no habían tirado a puerta. Y para colmo de males, Perotti, que llevaba 20 minutos sobre el campo, se volvía a lesionar y tenía que ser sustituido por Babá. Medel fue el único que llegó a asustar al Valencia, con un disparo tras jugada ensayada que mandó alto y desviado. Pero se quedó en eso. Stevanovic que entró en los minutos finales, tuvo que llegar para sumar el primer y úncio tiro a puerta de los sevillistas. Soldado se encargó, de nuevo en remate tras saque de esquina, de matar el partido subiendo el segundo al marcador.
Valencia (2-0). Los de Míchel no ofrecieron signos en ningún momento de poder llevarse la victoria ante un rival que se bastó con orden defensivo y dos saques de esquina rematados por Soldado para llevarse los tres puntos y volver a meter en problemas a los sevillistas. El bagaje ofensivo en los de Nervión, un tiro a puerta. Así imposible. Urgen medidas para evitar una debacle.
El choque arrancaba con un Sevilla bien plantado sobre el campo, controlando a su rival, que se veía incapacitado para entrar en la maraña defensiva sevillista. Sin embargo, ese exceso de celo en tareas de contención impedía ver algo más que a un activo Jesús Navas en el apartado ofensivo de los de Míchel. La única ocasión de los primeros 45 minutos corrió cargo de los valencianistas, en un remate de Ricardo Costa tras una mala salida en un córner de Diego López que el defensa portugués mandó alto.
Paulatinamente el conjunto de Nervión fue perdiendo fuelle y su presión a la posesión rival ya no era efectiva, lo que hacía que los locales controlaran el juego y vivieran casi todo el tiempo en la mitad de campo sevillista. Sin embargo, los de Valverde se empeñaban en rizar el rizo por el centro de la defensa del Sevilla, pero por ahí no había hueco ninguno. Reyes y Rakitic corrían más detrás del balón que con él, y Negredo se limitaba a pelear balones aéreos. Resultado de esto: un encuentro de bostezos generalizados que alivió en parte el colegiado al señalar el descanso y que justificaba el mal momento de ambos equipos en la Liga.
La segunda parte no pudo arrancar peor para los sevillistas. Saque de esquina que peina solo Rami para que Soldado, también sin marca, empujara el balón al fondo de las mallas. Tocaba remar más contracorriente aún de nuevo merced a un error defensivo. Míchel movía entonces banquillo y daba entrada a Perotti, Medel se desplazaba al lateral derecho y Reyes ocupaba el sitio del chileno. El técnico quería que al menos los que elaboran el juego toquen la pelota.
Pero nada surtía efecto. El Sevilla no cambiaba, Negredo estaba desaparecido, pasaban los minutos y los de Míchel no habían tirado a puerta. Y para colmo de males, Perotti, que llevaba 20 minutos sobre el campo, se volvía a lesionar y tenía que ser sustituido por Babá. Medel fue el único que llegó a asustar al Valencia, con un disparo tras jugada ensayada que mandó alto y desviado. Pero se quedó en eso. Stevanovic que entró en los minutos finales, tuvo que llegar para sumar el primer y úncio tiro a puerta de los sevillistas. Soldado se encargó, de nuevo en remate tras saque de esquina, de matar el partido subiendo el segundo al marcador.
El ambiente entre el sevillismo es muy grave, pues hay mucho desánimo y muy pocas ilusiones, pues viendo el equipo ue tenemos sabemos muy bien que no vamos a ninguna parte, y si el señor presidente quiere organiar un coro para animar a Michel y compañía adelante, que va a contar con muy poquita gente, aunque nos duela en el corazón tener que tomar estas medidas, pues no hay otras ya que este señor pasa olimpicamente de los aficionados.
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