El Sevilla empieza a tener un problema. Ha pasado un mes desde el derbi que parecía iba a cambiarlo todo y, desde entonces, el conjunto nervionense no levanta cabeza. Y la situación empieza a ser más preocupante de lo normal, con el descenso cada vez más cerca. En San Sebastián la escuadra blanquirroja volvió a perder y, además, se vio a un entrenador que, desde el principio, hizo demasiadas cosas extrañas. Primero, dándole la camiseta de titular a Coke, alargando un correctivo que, más que a Cicinho, castiga al equipo. Y luego, cambiando a Reyes en mitad del segundo tiempo, cuando el utrerano parecía el único capaz de terminar de remontar el partido. El equipo se mostró falto de ideas durante todo el encuentro, sin recursos en la creación y con numerosos despistes defensivos. El partido, además, tuvo la habitual expulsión de los últimos choques. Malas Navidades las que se le presentan al sevillismo, con un objetivo, el europeo, cada vez más lejos y empezando a mirar, y no de reojo, la zona de abajo. Y es que si mañana ganan Mallorca o Granada, el descenso estaría ya a tres puntos.
Comenzó el Sevilla regalando demasiados balones absurdos en las inmediaciones del área. Los de Míchel andaban algo desconcentrados, frente a un conjunto vasco más metido en el encuentro. La Real presionaba arriba y al Sevilla le costaba crear juego con el doble pivote formado por Kondogbia y Medel. Sin embargo, por banda sí que conseguía llevar algo de peligro. A pesar de todo, era el equipo albiazul era el que mayor presencia parecía tener sobre el césped. Así, lo normal es que el gol local no tardara demasiado en llegar. Y no lo hizo. La Real tocó con suma facilidad el balón y, con una pared, se plantó en la frontal del área sevillista. Griezmann dejó sólo a Vela que, sin apenas oposición, batió a Diego López en el 17. El centro del campo rojo brillaba por su ausencia. El Sevilla intentó la reacción, pero los de Montanier se mostraban mucho más agresivos. Pasada la primera media hora, Navas ganó la línea de fondo tras un buen servicio de Reyes. El palaciego mandó un buen centro al que por poco no pudo llegar Negredo.
Empezó el segundo tiempo por los mismos derroteros.
La Real controlaba el balón y, por ende, el partido. En una internada
por la izquierda, Griezmann centró a Xavi Prieto, que remató
incomprensiblemente fuera. Y, cuando menos se esperaba, el Sevilla
respondió a dicha jugada con el empate. Bravo se equivocaba en el
despeje, Navas puso un centro a la frontal, que Reyes de forma
inteligente dejó pasar, para que Medel fusilara desde el borde del área.
El tanto, celebrado con rabia por Míchel, pareció espolear al equipo.
Sin embargo, la reacción se fue diluyendo poco a poco. Pasada la hora
del partido, sí que se vio a un Sevilla con mayor presencia sobre el
tapete de Anoeta. Los de Míchel tenían más la pelota y Reyes estaba
siendo protagonista, con dos tiros de mucho peligro en apenas 30
segundos, uno de ellos al poste. Sin embargo, el técnico sevillista,
sorprendentemente, sacó al utrerano del campo, cuando Manu del Moral no
estaba aportando nada, para dar entrada a Rabello. Justo después del
cambio, el chileno perdía la pelota y la Real lo aprovechaba para marcar
el segundo, obra de De la Bella. Cuando parecía que peor no podían ir
las cosas, llegó la habitual expulsión sevillista de los últimos
encuentros. Coke, cuya presencia en el campo cada vez se entiende menos,
veía la segunda amarilla, de forma justa.
Tras la expulsión, el Sevilla desapareció del partido. Sólo quedaba
esperar a una jugada aislada para ver si los de Míchel eran capaces de,
al menos, salvar un punto que, ciertamente, solucionaría poco la
situación sevillista. Así, en el 41, Bravo salvó a su equipo tras un
saque de falta lateral que remató Negredo. El partido no dio para más,
con un Sevilla que, cada jornada que pasa, se hunde tristemente en la
tabla.
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