Consiguió el Grande de Andalucía lo único importante que hoy había en juego sobre la hierna de Nervión. Tres puntos. Sumados a los cuatro anteriores hacen siete. Con un uno a cero, que es un magnífico resultado siempre que sea a tu favor.
Hablaban los papafritas en la previa, durante toda la semana, del horror defensivo que era este Sevilla de Marcelino. Decían ellos, claro. Porque yo lo que veía y lo que explicaba era que en dos partidos habíamos recibido tres goles, uno de falta directa inexistente y otro de penalti.
Imagino que tras lo visto, si estos mercachifles tuvieran una mijita de dignidad cambiarán su discurso. Pero eso es mucho imaginar.
Era la primera vez en mi vida que veía jugar in situ a Emir Spahic, el central internacional bosnio. Me ha encantado. No es lo mismo ver los partidos por la tele que en el campo. Aquí se pueden observar los movimientos del central en toda su amplitud. Y el encuentro que ha hecho el bosnio ha sido sencillamente perfecto.
El bloque se mantuvo intenso en las labores defensivas, hasta el punto de que Javi Varas no hizo ni una sola parada en todo el partido. Ya digo, cuando tanto sembrador de odios da la tabarra con este tema, es necesario resaltar estas cosas porque, una vez más, la realidad pone bozal a los que tanto gustan de ladrar gratuitamente.
El choque fue tremendamente complicado porque la Real vino a vender muy cara su derrota. Acumulando hombres en el centro del campo ante la propuesta de Marcelino de mantener a sus cuatro delanteros en su apuesta inicial.
No era fácil mantener este pulso al rival, lo cual implica que los tipos con nuestra camiseta que estaban llamados a echarle la pelea en inferioridad numérica al rival tuvieron una buena actuación. Mejor hoy, a mi entender, Trochowski que Medel, pero muy serios los dos en una ingrata función que resultó determinante.
Fruto de esta superioridad numérica en el centro del campo creo que es la gran cantidad de balones que entregamos al contrario. Afortunadamente hoy no tuvieron influencia en el marcador.
Tres puntos que son de oro siempre, pero más cuando un proyecto se está afianzando, se está armando, se está cohesionando. Siempre es mucho más sencillo (y aquí en Sevilla, y siendo el Sevilla FC, mucho más) seguir progresando en el proyecto con triunfos ya que sólo los triunfos alejan a los buitres.
Y a veces, ya lo hemos visto hace muy poquitos años, ni siquiera los triunfos.
Vamos p’alante. Ganando, sumando puntos. Con paciencia.
Siete de nueve y la portería a cero.
La victoria pudo ser más amplia pero el internacional chileno Bravo con tres o cuatro extraordinarias intervenciones lo evitó.
Tres puntitos más y dos victorias en dos partidos en casa, algo elogiable también cuando en los últimos años el campo de Nervión era poco menos que Puerto Perico para los rivales.
El martes, Pamplona.
Estamos en el camino. Y en el casillero de derrotas, de momento, sigue el cero.
Que dure.
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